domingo, 22 de julio de 2012

Gladiator (El gladiador)

A Gladiator le cabe el honor de haber hecho resurgir un género del que se había firmado su acta de defunción a mediados de los años 60, tras el uso y abuso indiscriminado de sus códigos, por parte de casi todas las cinematografías del mundo, en especial, la italiana.



Ridley Scott renace de su fracasado "1492, La Conquista del Paraíso", para encontrar con Gladiator el punto de equibrio justo, entre una espectacular recreación histórica de la Roma Imperial, un film de aventuras épicas trufado de gestas heroicas y de batallas descritas con verosimilitud y crudeza y una historia intimista de ambición, intriga política, predestinación y venganza, donde brillan con luz propia la apostura de Russell Crowe, el histrionismo de Joaquin Phoenix y la exquisita contención de Connie Nielsen, arropados por las impagables presencias de Oliver Reed, Richard Harris y Derek Jacobi, al son de una memorable partitura de Hans Zimmer.
Tras décadas de ominosa ausencia, Gladiator se permite mirar de frente y sin vergüenza a las obras cumbres del género: el Espartaco de Kubrick, la Cleopatra de Mankiewicz y el Ben-Hur de Wyler, y anuncia a su vez, el giro de la industria hacia ese género, abandonado durante décadas.

El éxito de Gladiator ha propiciado la realización de superproducciones tan destacables como: Troya de Wolfgang Petersen o Alejandro Magno de Oliver Stone, sin olvidar la pléyade de mini series televisivas ambientadas en el mundo antiguo entre las que destaca la producción angloamericana, Roma.

"El Gladiador" es ya, para mí una de las cinco películas con mejor final.

Russell Crow (Maximus) un hombre que a través de su vida lucha por su libertad. La libertad de su alma, de su espíritu. Con sangre en la arena; con el dolor en el corazón, por los seres perdidos… pisoteara bestias, y chacales. Y regresará de lejanas tierras… porque algún día sus seres queridos se reunirán con el, en el lugar mas hermoso, jamás imaginado por él.



Aquí realmente se prueba la voluntad del héroe Maximus. Los grandes hombres se crecen al castigo que puede ser rápido o durar mucho tiempo, nunca se sabe.
Los filmes que exaltan este gran sentimiento como “El Gladiador” siempre serán entrañables. Incluso, muchas veces son éxitos de taquilla. Y se llevan el Oscar.
Gran película, desde el punto de vista de la fe que demuestra ese gran general romano y que al final… será recompensado al mil por ciento, porque con la muerte no se acaba el amor entre los seres que se aman.

Veo el portal que traspasa esta vida. A través de él, la vista es nítida, hermosa. Un campo de trigo que se mueve placidamente bajo el conjuro del viento. Dos siluetas a lo lejos… al otro extremo del sendero… cada vez mas claras… se acercan… son dos figuras familiares. Bellos, lozanos otra vez… estamos los tres reunidos en la eternidad, felices... y en paz.



Cuando vamos al cine esperamos de la película una serie de requisitos mínimos. Unos requisitos que si se cumplen ofrecen en su conjunto el objetivo final del cine: entretenimiento. Pues bien, Gladiador es paradigma de lo que hablo, una película con una factura técnica intachable, actuaciones solventes, música perfecta y una historia ingeniosa, aunque eso sí, harto improbable históricamente hablando.



Esta es precisamente la cuña por donde atacan los pocos detractores del film, que los hay, la poca veracidad histórica y el dudoso mensaje moral que subyace en el argumento. Y sí, hay elementos que no se corresponden con la época, pero ¿que más da? ¿Estamos viendo un documental o una película para entretenernos? Ciertamente me irritan los que van de listillos criticando una película por su poco rigor histórico sin saber, y a ellos va lo siguiente. 
 

Alejandro Dumas, aparte de ser un reconocido escritor, era además un intelectual con comprometidas ideas políticas. En uno de los foros donde participaba, uno de sus adversarios, contrario a dichas ideas (un tanto liberales), le increpó diciendo que violaba la historia por medio de sus novelas, a lo que Dumas contestó: “Sí, efectivamente violo la historia…pero le hago bellas criaturas”. 
 
Porque es que el cine al final es para entretenerse y con pocas películas lo podríamos hacer mejor que con esta, que es excepcional… En definitiva, y a pesar de los puristas de la historia, imprescindible.
 
Otro regalo para los "nuevos intelectuales". Según Enrique Melchor Gil, profesor titular de la Universidad de Córdoba en la parcela de historia antigua: “la batalla que abre la película es, sin ningún genero de dudas, la mejor reproducción del sistema militar romano que se ha hecho en la historia del cine...”. Si es que para hablar hay que saber...
 

Muerte de un Gladiador.



TÍTULO ORIGINAL Gladiator
AÑO 2000




DIRECTOR Ridley Scott
GUIÓN David Franzoni, John Logan, William Nicholson (Argumento: David Franzoni)
MÚSICA Hans Zimmer & Lisa Gerrard
FOTOGRAFÍA John Mathieson
REPARTO Russell Crowe, Joaquin Phoenix, Connie Nielsen, Oliver Reed, Richard Harris, Derek Jacobi, Djimon Hounsou, David Schofield, John Shrapnel, Tomas Arana, Ralf Moeller, Spencer Treat Clark, David Hemmings, Tommy Flanagan, Sven-Ole Thorsen, Tony Curran
PRODUCTORA Universal Pictures / Dreamworks Pictures / Scott Free Productions
PREMIOS 2000: 5 Oscars: Mejor película, actor (Russell Crowe), vestuario, sonido y efectos visuales
2000: 2 Globos de Oro: Mejor película drama y bso. 5 nominaciones
2000: 4 Premios BAFTA: Mejor película, fotografía, montaje y diseño de prod. 14 nom.
2000: 2 premios National Board of Review: Mejor diseño de producción, actor secundario


SINOPSIS En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras la victoria sobre los bárbaros, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio, pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix) no lo acepta y trata de asesinarlo.
CRÍTICAS ----------------------------------------
"Un espectáculo sólido, pero hueco. El alarde de imágenes encubre un insalvable vacío de fondo" (Ángel Fdez. Santos: Diario El País)
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"Emocionante retorno a un género perdido (...) La aventura está servida, los que la vamos a disfrutar la saludamos" (Javier Rioyo: Cinemanía)
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"Buen espectáculo que rescató un género dado por obsoleto. (...) Muy larga, rica en incidentes y personajes" (Francisco Marinero: Diario El Mundo)
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"Un espectáculo que une calidad y comercialidad" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
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El talento y fuerza visual de Ridley Scott vuelven a alcanzar altas cotas en esta entretenidísima película de aventuras que adolece de un guión excesivamente plano (curiosamente, casi todos sus diálogos por separado son excelentes, pero la historia como conjunto es maniquea y bastante exagerada). Lo cierto es que a sus productores -y a los miembros de la academia de Hollywood- poco pareció importarles, pues los primeros ya anunciaban su tono épico en la leyenda de promoción: «El general que se convirtió en esclavo, el esclavo que se convirtió en gladiador, el gladiador que desafió a un imperio» y los segundos se rindieron a frases tan contundentes como: «Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de las tropas del norte, general de las legiones Félix, leal servidor del verdadero emperador, Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la otra». (En versión original: «My name is Maximus Decimus Meridius, Commander of the Armies of the North, General of the Felix Legions, loyal servant to the true Emperor, Marcus Aurelius. Father to a murdered son, husband to a murdered wife. And I will have my vengeance, in this life or the next»). En cualquier caso, su impresionante comienzo y los realistas combates de los gladiadores hacen de este 'taquillazo' un espectáculo digno de ver, oir -atención a su maravillosa y potente banda sonora- y disfrutar.















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