miércoles, 27 de junio de 2012

Quo Vadis


Superproducción histórica realizada por Mervyn LeRoy (“Hampa dorada”, 1930) con la colaboración de Anthony Mann (no acreditado). El guión, de John Lee Mahin, S. N. Behrman y Sonya Levien, adapta la novela “Quo vadis?” (1895), del polaco Henryk Sienkiewicz. Se rueda en escenarios exteriores de Roma y en Cinecittà Studios (Roma), con un presupuesto estimado de 8 M dólares. Nominada a 8 Oscar, gana 2 Globos de oro (fotografía y actor secundario, Ustinov). Producida por Sam Zimbalist (“Ben-Hur”, Wyler, 1959) para la MGM, se estrena el 8-XI-1951 (EEUU). La acción dramática tiene lugar en Roma en torno al año 64 d C. Incorpora hechos anteriores y posteriores, como la muerte de Nerón acaecida en el año 68 d C. El legado Marco Vinicio (Taylor), sobrino de Petronio (Genn), tras tres años de campaña, regresa victorioso a Roma con su cuerpo de ejército para recibir el homenaje del emperador y del pueblo romano. Se enamora de la joven Ligia (Kerr), rehén de Roma, tomada como hija adoptiva por el general jubilado Plaucio (Aylmer). Marco es rudo, impulsivo e influenciable. Ligia es joven, sensible, inocente y de potente sensualidad. El senador Petronio, sarcástico e irónico, es elegante, adulador y ambiguo en sus expresiones. El emperador Nerón (Ustinov) es caprichoso, excéntrico y desequilibrado. El film suma drama histórico (Imperio Romano), aventuras y romance. Se encarga de la realización Mervyn LeRoy, productor de “El mago de Oz” (1939), en atención a su fama de administrador austero y controlador eficaz de los gastos de producción. Una de las preocupaciones mayores de la MGM era el control de los gastos del film. 

Por motivos de coste el rodaje se sitúa en Roma, lo que permite contratar a precios razonables a más de 32.000 extras y construir espectaculares y grandiosos escenarios a cielo abierto. La concepción de la obra y su realización se ajustan a las condiciones de la posguerra que sigue a la IIGM. Los EEUU, que salen de la contienda convertidos en la primera potencia mundial y en los líderes del mundo occidental, se veían reflejados en el espejo del Imperio Romano. La efervescencia de los sentimientos religiosos que se vive en el país en los primeros años de la posguerra encaja bien con la exaltación de las creencias y prácticas de los primeros cristianos y primeros mártires, como Pedro de Betsaida y Pablo de Tarso. Así mismo, se adaptaban bien a las creencias predominantes las referencias esquemáticas a los ideales humanistas que se atribuyen a los cristianos romanos (condena de la guerra, igualdad de todas las personas, solidaridad con los necesitados, defensa de la paz...). Como producto de posguerra, el film se siente inclinado al exceso: los decorados son monumentales, el número de extras es elevadísimo, las escenas multitudinarias son desbordantes, los juegos del circo son escalofriantes, la estupidez del emperador es caricaturesca, el incendio de Roma con las puertas de las murallas cerradas es terrible, el gineceo del palacio es desmesurado, etc. La realización del film es un antiguo proyecto de la MGM aplazado sucesivamente por la IIGM y las penurias de los primeros años de posguerra.

Las escenas más destacadas son el incendio de Roma, para cuya realización LeRoy se inspira en sus recuerdos infantiles del terremoto de San Francisco (1906), y las de las lágrimas y los cantos con arpa de Nerón. El autoritarismo y la crueldad de éste y los saludos romanos con que el pueblo recibe sus comparecencias públicas, evocan con sarcasmo la figura de Hitler. Otras escenas a recordar son el asalto del palacio imperial, la carrera de cuadrigas, la entrada de Vinicio en Roma, las secuencias del circo, la danza asiria en palacio a cargo de Marika Aba, etc. La novela de Sienkiewicz se había adaptado a la pantalla en tres ocasiones anteriores: Zecca (1902), Guazzoni (1912) y D’Annuzio-Jacoby (1925). Es posterior la adaptación de Kawalerowicz (2001). La más conocida y renombrada es la de LeRoy (1951). La interpretación de Peter Ustinov como Nerón es sobresaliente y memorable: le da el tono justo de sobreactuación y excentridad que conviene al papel. La música, de Milós Rózsa, aporta una partitura de 15 cortes, con un tema principal romántico (tema de amor). Añade fanfarrias, marchas, danzas e himnos (“Himno de la fertilidad”, “Himno de las vestales”...), que se basan en una investigación de los sonidos romanos originales. Sobresale por su dramatismo la música descriptiva del incendio de Roma. La fotografía, de William V. Skall (“La soga”, 1948) y Robert Surtees (“Ben-Hur”, 1959), en color (technicolor) y scope, subraya el cromatismo y la grandiosidad del espectáculo visual en contraste con las limitaciones de la televisión en B/N. 

TÍTULO ORIGINAL Quo Vadis
AÑO 1951

DIRECTOR Mervyn LeRoy
GUIÓN John Lee Mahin, Sonya Levien, S.N. Behrman (Novela: Henryk Sienkiewicz)
MÚSICA Miklós Rózsa
FOTOGRAFÍA Robert Surtees & William V. Skall

REPARTO Robert Taylor, Deborah Kerr, Peter Ustinov, Leo Genn, Patricia Laffan, Finlay Currie, Abraham Sofaer, Buddy Baer, Marina Berti, Felix Aylmer, Nora Swinburne, Sophia Loren, Bud Spencer, Elizabeth Taylor

PRODUCTORA Metro-Goldwyn-Mayer

PREMIOS
1951: 8 nominaciones al Oscar, incluyendo película y actores secundarios (Genn & Ustinov)

SINOPSIS Cuando regresa a Roma, después de tres años en el campo de batalla, el general Marco Vinicio se enamora de Lygia. Pero ella es cristiana y sus creencias le impiden enamorarse de un guerrero. Aunque fue adoptada por un general retirado, jurídicamente es una esclava de Roma. Pero Marco consigue que el emperador Nerón se la ceda en pago por sus servicios.

CRÍTICAS  Los bellos Taylor y Kerr se enamoran y se convierten a la fe cristiana en este gran éxito del cine histórico de aventuras. Al igual que otras películas de la época "Quo Vadis" intentó, con el "glorioso" technicolor -y poco después con el formato cinemascope-, sobreponerse a la emergente televisión ofreciendo al público una espectacular superproducción, con grandes estrellas de Hollywood y de corte histórico, al que se le añade el componente religioso del cristianismo (argumento muy usado esa época). Pero, por encima de todo, en esta entretenida película sobresale un Peter Ustinov colosal (como el emperador Nerón) que literalmente fascina en todos los planos en los que aparece... para instalarse en el recuerdo del espectador como uno de los mejores y más legendarios personajes secundarios de la historia del cine.

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